El querido Cristo de La Habana
El cristianismo es la religión más extendida en occidente, ¿quién tiene alguna duda? Vayas donde vayas verás una iglesia o una imagen religiosa en algún sitio. Pero el cambio es sorprendente cuando viajas a oriente y caes en la cuenta que hace días que no ves una iglesia en la calle o alguien con una cruz colgando del cuello. Y aunque Cuba es un país comunista, y por lo tanto oficialmente ateo, la herencia cristiana se ve todavía en sus calles. Hay iglesias coloniales por doquier, que por suerte no fueron demolidas como sí ocurrió en Rusia, por ejemplo, y uno de los símbolos de La Habana es una estatua de un Cristo.
El Cristo de La Habana, así se lo conoce, es una gran escultura (aunque no tan grande como su hermano mas famoso, el de Río de Janeiro) hecha con mármol de Carrara que tiene 20 metros de alto. Descansa sobre una base de tres metros que guarda objetos propios de la época en la que se construyó la escultura. Su creadora es la artista cubana Jilma Madera. Las piezas de mármol fueron traídas en barco desde Italia porque se esculpió en su totalidad en la ciudad de Roma.
El Papa Pío XII bendijo la escultura en persona y entonces sí empezó su periplo al Caribe. Son en total 67 piezas y juntas tienen un peso de 320 toneladas aproximadamente. Se alzó en Casa Blanca, un pueblo cerca de La Habana, sobre una colina, un 24 de diciembre de 1958. Pocos días después se produciría la entrada revolucionaria de Fidel Castro a la capital cubana y empezarían tiempos nuevos para la Iglesia Ccatólica en Cuba. Se dice que el entonces dictador Fulgencio Batista quería granjearse el apoyo popular con esta obra y que el cardenal cubano que la bendijo lo hizo a desgana y contra sus deseos. Depuesto Batista y con los comunistas en el poder la escultura cayó en el olvido, los árboles la rodearon y quedó dentro de una zona militar así que nadie podía acercarse.
Con la llegada del turismo en los ’90 parece que las autoridades se dieron cuenta de su atractivo potencial y ya para el ’96 se autorizó un Vía Crucis. Hoy, desde su base, se tiene una hermosa vista panorámica de la ciudad de La Habana.